Introducción

Por fisiología se entiende el estudio de los órganos y su funcionamiento y por anatomía la ciencia que estudia la estructura de los seres vivos; de esta manera, estudiar la fisiología y anatomía de las plantas es estudiar su estructura, tanto externa como interna, entre ellos, cada uno de sus componentes y su funcionamiento (Zao et al., 2012).

Akinloye (2018) menciona que las plantas vasculares están formadas por distintos órganos, entre ellos; la raíz que le permite a la planta vascular fijarse (casi siempre al suelo), absorber minerales, agua y, a menudo almacenar nutrientes orgánicos. Otro órgano es el tallo; este transporta el agua y las sustancias minerales absorbidas por la raíz, hacia el resto de la planta. Además, tiene como función servir de soporte para las hojas de las plantas.

Asimismo, se distinguen las hojas como otro de los órganos de las plantas; estas tienen como función principal, y de gran importancia para todos los habitantes del planeta; la fotosíntesis. Igualmente, son capaces de almacenar sustancias esenciales para la planta, como el agua, por ejemplo, las plantas del tipo suculentas son capaces de almacenar gran cantidad de agua en sus hojas, esto por pertenecer a hábitats secos. También, las hojas pueden modificarse de manera que sirvan como método de defensa (Akinloye, 2018).

Al igual que todo ser vivo, las plantas están formadas por células. Según Nabors (2006) el crecimiento de todo vegetal se da en los meristemos, que son un grupo de células no especializadas que se pueden dividir infinitamente y producir nuevas células. En los vegetales se encuentran tres tipos básicos de células diferenciadas: parénquima, que son las más comunes; las células del colénquima, quienes brindan un sostén flexible y las células del esclerénquima, que, por el contrario, proporcionan un soporte rígido a la planta.

Si un grupo de células de parénquima, colénquima o esclerénquima se unen, forman un tejido simple; si se da una mezcla de diferentes tipos de células se forma un tejido complejo. Las plantas tienen tres tipos de tejidos: el dérmico, vascular y el fundamental.

El primer tipo de tejido funciona como una capa protectora externa de la planta, abarca la epidermis y, en algunos casos, la peridermis. Por su parte el tejido vascular, conduce agua, minerales y nutrientes. Este está conformado por el xilema y en el floema. Finalmente, el tejido fundamental suele localizarse entre el tejido dérmico y el vascular. Sus funciones son muy importantes pues se encarga de realizar la fotosíntesis y de almacenar nutrimentos (Rudall, 2007).

El propósito de este trabajo es analizar la organización anatómica y fisiológica de las plantas al observar su estructura interna por medio del uso del foldscope, de modo que se comprendan los procesos biológicos que ocurren durante el desarrollo de las plantas.


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